Hace ya muchos años (1989-90), estando en el tercer curso de la escuela de Caminos de Madrid, un día al comprar los apuntes de electrotecnia (asignatura impartida por una persona absolutamente maravillosa e "inolvidable") apareció "el "SI" de Kipling" (Rudyard Kipling), bajo el epígrafe de "DESIDERATA". Desde entonces en multitud de ocasiones hemos releído dicho texto para saber como se comportaría ese ideal de "Hombre" para el que Kipling hizo "SI". Hoy (10-12-06) colocamos en las páginas y en lugar destacado dicho texto, la más bella DESIDERATA que imaginarse pueda. (Quizá alguien no entienda que pinta en estas páginas en lugar tan destacado "el "SI" de Kipling", nosotros tampoco entendíamos que pintaba entre los apuntes de electrotecnia... y hoy, que hemos olvidado hasta la ultima gota del conocimiento "electrotécnico" (si es que alguna vez lo tuvimos) seguimos teniendo muy presente la referida DESIDERATA.)

El "SI" de Kipling

 

Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila,
cuando todo a tu lado es cabeza perdida.

Si tienes en ti mismo una fe que te niegan,
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.

Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera;
si engañado, no engañas, si no buscas más odio,
que el odio que te tengan...

Si eres bueno, y no finges ser mejor de lo que eres; 
si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.

 

Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo;
si piensas y rechazas lo que piensas en vano.

Si tropiezas al Triunfo, si llega tu Derrota,
y a los dos impostores les tratas de igual forma.

Si logras que se sepa la Verdad que has hablado,
a pesar del sofisma del Orbe encanallado.

Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque esta obra sea la de toda tu vida.

 

Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría
tus ganancias de siempre a la suerte de un día;
y pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.

Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,
aun después de su fuga de tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo cuando no quede nada
porque tú lo deseas y lo quieres y mandas.

 

Si hablas con el pueblo, y guardas tu virtud.

Si marchas junto a Reyes con tu paso y tu luz.

Si nadie que te hiera, llega a hacerte la herida.

Si todos te reclaman y ni uno te precisa

Si llenas el minuto inolvidable y cierto,
de sesenta segundos que te lleven al cielo...

 

Todo lo de esta tierra será de tu dominio,
y mucho más aún: serás Hombre, hijo mío.

A la página inicial de WWW.CARRETERAS.ORG